¿Qué ganan y qué pierden?
Es indiscutible el ascenso vertiginoso que las mujeres han tenido en el campo laboral en los últimos 50 años. Warren Bennis en su libro “Convertirse en líder de líderes “comenta que la ventaja competitiva de las empresas estará en liderazgo de las mujeres. Las mujeres ocuparan en los próximos años los cargos ejecutivos de los hombres como presidentes y vicepresidentas de empresas. Y es verdad, pero mucho se ha hablado en base a elogios de estos ascensos, que si las mujeres son muy organizadas, que si las mujeres son fuertes con guantes de seda, que si es mejor trabajar con mujeres (solo para los hombres), pero quisiera ser más crítica de estos embriagantes elogios. Preguntas como…y en esta gran carrera, ¿qué gana y qué pierde la mujer?, ¿contra quien compite? y ¿dónde quedan los hombres?, pienso que la sociedad debería a empezar hacerse estas preguntas para buscar una mejor dirección.
La mujer ha pagado un alto precio por estar en el sitial ejecutivo donde hoy esta. Por un lado es muy loable. Se han ganado el respeto y la admiración de los hombres, por el otro el descuido fatal: la familia y los hijos. No siempre se ha ascendido en la escala laboral por puro amor al arte sino también por necesidad, en detrimento de lo que para lo que está formada una mujer: para ser la célula de la sociedad y la base fundamental de la familia.
Existe el mito entre las misma mujeres de que la única manera de tener éxito es actuando como los hombres e igualarse a ellos. Esto es totalmente falso. Cada quien en su papel y su rol. La doctora Helen Tartakoff, psicoanalista doctorada en Harvard, dice que en general, las mujeres tienen rasgos de carácter opuestos a los hombres y que estos rasgos femeninos “contienen el potencial para mejorar la condición humana y mejorar la empresa”. Por lo tanto he aquí una respuesta válida para ser mujer líder y ejecutiva sin necesidad de dejar de ser mujer.
Además las mujeres somos muy especiales, modestia aparte. Tenemos gustos, emociones y sensaciones muy distintas a los hombres. Solo una mujer entiende lo que es tener una presión de trabajo frente a un escritorio lleno de papeles, cuando ese día o esos días nuestra emocionalidad se ve comprometida con nuestro síndrome pre-menstrual o pleno menstrual. ¿Cómo entender eso?, ¿cómo lo entendería nuestro jefe por más solidario que sea? Sin hablar de nuestro desgarrante dolor de vientre en plena presentación de ventas a la vicepresidencia, sin más alternativa que sonreír y hablar con seguridad. Ahí si somos heroínas indiscutibles y lo digo a modo de orgullo personal, pues quien escribe lo ha vivido. Ya por ahí nos deberían dar un premio al valor de respirar hondo y seguir como siguen las valientes mujeres de este país con el lema: “pa lante es pa´ lla”.
El afán desmedido por ascender, ha sacrificado a los hijos quienes extrañan ver a su madre, sin contar con el padre que muchas veces está ausente o también en un alto cargo ejecutivo. ¿Valdrá la pena tanto esfuerzo?. ¿Hay alguna manera de compensar esto? Steven Covey en su libro: “Los siete hábitos de la gente altamente eficaz”, hace una pregunta sumamente interesante a mi modo de ver y es la siguiente: ¿puede el éxito en la profesión compensar el fracaso de un matrimonio o la salud perdida? Por supuesto que no. No hay nada que compense un divorcio provocado por la ausencia en la casa o la salud perdida por exceso de estrés. Cómo entonces la mujer (y hombres también) deben resolver esta encrucijada. Buscando el equilibrio. La verdadera efectividad consiste y requiere de un verdadero equilibrio. El equilibrio entre la dedicación a la familia, a los hijos y a los ratos de esparcimiento y el trabajo. En otras palabras, darle al trabajo una dimensión humana, es decir, tiempo para las personas, familia, pareja, hijos, amigos. ¿Pero es esto posible?, Covey da una solución: priorizar y sobre todo algo muy importante: no culpabilizarse el día que no se puede estar con los seres queridos, pero eso sí, estar atentos a cuantos días no estamos con ellos y sacar nuestras propias conclusiones.
Publicado en Revista Espacio Mujer, Año 1-N° 5-pp.24-Grupo Editorial Da Silva
Lic. Emma García Abelló
Universidad Simón Bolívar
Postgrado en Gerencia Integral de Mercadeo, Universidad Metropolitana
Diplomado en Habilidades de Coaching Organizacional, (IESA)
Coach Ontológico Empresarial, (Newfield Consulting)
pheconsultores@gmail.com
martes, 1 de junio de 2010
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