Las organizaciones son fenómenos lingüísticos
Más de 90 % de nuestro tiempo nos la pasamos conversando. Podríamos preguntarnos cuál es la calidad de nuestras conversaciones y si son realmente efectivas. Preguntarnos: ¿cómo se conversa aquí?, ¿qué se dice y que no se dice?, ¿cómo se trasmiten directrices?
Las empresas son simplemente grupo de personas hablando y conversando sobre los planes, proyectos y estrategias a llevar para cumplir con los objetivos empresariales. No son solo su nombre, ni el edifico donde está ubicada, ni el producto que la caracteriza. Una empresa también está construida a partir de conversaciones específicas que hacen sus integrantes en función de efectuar compromisos mutuos cuando se comunican entre sí.
Si queremos comprender a una empresa debemos examinar las conversaciones que las constituyeron en el pasado y las que las constituyen en la actualidad.1
El nivel de efectividad de una empresa está definida por el tipo
de conversación que se tiene
La fortaleza de una empresa nos conducirá siempre a la fortaleza de sus conversaciones. Sus debilidades se relacionan con las debilidades de sus conversaciones o con el hecho de que podrían faltar algunas conversaciones decisivas.2
Como vemos, nuestras competencias conversaciones son de importancia angular para el éxito o fracaso de una empresa. Por lo tanto, los actos lingüísticos básicos como son afirmaciones, declaraciones, peticiones, ofertas y promesas son de vital importancia. En base a lo anterior se puede decir que el éxito de una empresa depende en gran medida de la manera como hablan, se expresan, ofrecen, declaran y ofertan sus integrantes.
Por ejemplo, si hacemos una declaración solicitada por el jefe del departamento, en cuanto a las estadísticas de ventas del último mes con hechos y datos no completos o ambiguos, esto nos traerá problemas al igual que confusiones peligrosas. Si un cliente nos hace una petición y ésta es entendida a medias por no haberse indagado con mayor precisión exactamente lo que se quería o cuales eras las condiciones de negociación, también nos traerá situaciones nada agradables y debemos responder en ello. Si hay una producción que falla o algún equipo que no se adquirió a tiempo, es debido a fallas en las conversaciones que se tuvieron en el momento o por el contrario, aquellas que se dejaron de tener. Me quiero detener en este último punto, por cuanto esas conversaciones que “no se tuvieron” pudieron haber evitado o anticipado problemas comunes y simples. En otras palabras, es igualmente importante lo que se habla que lo que se deja de hablar.
Entonces las conversaciones son algo más que hablar y charlar. Se requiere exactitud en lo se está conversando, sobre todo si ellas van a definir decisiones importantes en materia empresarial. Si esto es importante como acabamos de decir en nuestras vida laboral ¡imagínense lo importante que será en lo personal!, donde muchas veces nos quejamos de que no somos escuchados. Tocaremos este tema en una sesión próxima.
Todo problema puede ser examinado por medio de su estructura conversacional
Rafael Echeverría conjuntamente con colaboradores de la talla de Humberto Maturana, Flores, Austin, Heidegger, entre otros en su propuesta mundial de la ontología del lenguaje (materia que estudia lo que significa ser humano en cuanto a fenómeno lingüístico), postula que cualquiera que sea el problema que esté enfrentando una organización, este puede ser examinado por medio de la observación de su estructura conversacional.
Quiero hacer hincapié de que no se trata de hablar bonito ni de hablar por hablar. Se trata de expresarnos lo más claramente posible con hechos concretos, cumplir las promesas establecidas aclarando las condiciones de satisfacción en las personas involucradas, indagar que se tiene y que no se tiene, evitar las omisiones en las conversaciones por “suponer” o por falta de preparación y/o prevención.
El lenguaje es la única manera de comunicación que tiene el ser humano hacia otro ser humano dentro de una organización. Incluyo aquí el lenguaje electrónico que es como nos expresamos por escrito, pero para ello primero debimos haber pensado en el lenguaje lo que vamos a escribir y ordenar las ideas. Este debe ser también claro y preciso para que se nos entienda.
Es muy poca la atención que algunas empresas le prestan a los fenómenos comunicativos De ahí se deriva muchas veces tanta improvisación y proyectos no llevados a su feliz término en el tiempo establecido, equipos de trabajo que no funcionan y malos entendidos en general.
Por todo lo anteriormente dicho, es fundamental el papel del gerente y/o los jefes al momento de dar las directrices a seguir. Por eso se dice que el gerente del futuro será un agente conversacional, es decir, que sepa conversar efectivamente. Aquí nace el “gerente coach”, un gerente claro en su comunicación y haciendo que otros lo sean para desarrollar empresas de alto desempeño.
1,2, (Rafael Echeverría, Ontología del Lenguaje)
Lic. Emma García Abello
Coach Ontológico Empresarial
Presidente de Grupo PHE Consultores 3000 C.A
www.pheconsultores.com
contacto@pheconsultores.com
martes, 1 de junio de 2010
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